martes, 18 de agosto de 2020

 

Capítulo tercero

La entrada principal del Kalasasaya

(Fotografía 10. Hans Caspary. La entrada principal del Kalasasaya que queda en dirección este.)

(Fotografía 11. Hans Caspary. El portal principal del Kalasasaya con sus siete escalinatas)

En dirección este del templo de Kalasasaya, se encuentra la entrada principal que por su aspecto y tamaño es bastante ancha y alta. Al interior del templo, se tenía acceso por una escalinata con siete (7) peldaños hecha en piedra arenisca roja. Al entrar por la misma, nos damos cuenta que una persona necesita dar pasos muy alargados (zancadas) para ir subiendo la misma, haciéndonos presumir que las personas que lo construyeron eran altos de estatura.

A simple vista podemos afirmar que la reconstrucción de aquel portal (1967- 1973), no es la ideal, esta tiene errores porque el momento de reconstruirlo, de forma arbitraria se coloco el travesaño en la parte superior de la misma, cortando la armonía de su diseño con aquella entrada pétrea en relación con las gradas, pues estas son más anchas, esto significa que aquel portal tuvo que ser más ancho para estar simétricamente en proporción con las gradas para poder tener un mejor acceso a la parte interior de este templo. Otro dato que fortalece nuestro argumento es que, por esta puerta el 21 de septiembre marca el equinoccios de primavera, los rayos de sol que salen de dirección este, entran por la puerta apenas, siendo que al construirse el templo, sus constructores la hicieron mucho más alta para que los rayos del sol entraran sin ninguna dificultad, y alumbraran en su parte interior a la llamada puerta del sol. Estos rayos de sol, daban directamente a la imagen del llamado Dios Wiracocha que está representado en la parte superior y central de esta puerta, y que a su vez, era la entrada de un recinto habitacional de 27 mts de largo por 9 mts de ancho, muy similar al Lugar Santísimo que se encontraba en el Templo del rey Salomón.

La puerta principal del Kalasasaya, está orientada hacia el este, de igual manera como estaba orientada en los templos del Tabernáculo de Moisés y de Salomón.


(Fotografía 12.  Dibujo 22. Derecho. En la foto de mano izquierda, se puede observar el equinoccio de primavera (21 de septiembre) cuando los rayos del sol apenas pueden entrar por la puerta principal del lado este del templo del Kalasasaya, nótese que el sol choca en el travesaño del portal. 

Antes este tuvo que estar más arriba. Cuando se restauro el lugar 1967- 1973, los encargados de dicho trabajo cometieron un grave error. Creemos que esa arbitrariedad, debe corregirse. En el dibujo de mano derecha. Observamos que en el equinoccio de primavera, los rayos del sol entran por el centro del Kalasasaya conectándose con el recinto habitacional que estaba erigido en el fondo de la parte central hacia el oeste de este templo. Los puntos a mano derecha e izquierda del templo, señalan los dos solsticios, y por el centro los dos equinoccios.)


Fotografía 12. Hans Caspary.  En la que se aprecia como los rayos del sol entrar por la puerta principal del Kalasasaya.)

Una pregunta que nos hacemos es ¿Por qué la entrada principal del Kalasasaya está alineado astronómicamente en dirección este? La respuesta es porque según la creencia cristiana el Salvador vendrá nuevamente por segunda vez por la salida del sol, es decir el este (Ezequiel 47: 1.)

La entrada principal del Tabernáculo estaba orientado hacia el este (Números 3:38.) De la misma manera el portal principal del templo del rey Salomón. Con relación a la entrada principal del Kalasasaya, guarda la misma orientación astronómica de dirección este. Esto nos confirma, otra similitud encontrada en el lugar.

El diseño arquitectónico del Kalasasaya, no fue mera casualidad, sino que la misma estructura fue planificada, guardando en su diseño, un simbolismo muy profundo de carácter sagrado, tal como sus predecesores. De ahí que, el Tabernáculo de Moisés, el templo de Salomón, y el Kalasasaya, tuvieron este significado espiritual. Según la doctrina mormona sobre los símbolos refieren que: “…Desde la ropa que se viste en el templo hasta la decoración del edificio y las ceremonias que se efectúan en él, el simbolismo es fundamental en la enseñanza de nuestra verdadera naturaleza y del plan divino que Dios tiene para nuestra exaltación… Nos llevan más allá de las palabras y nos conceden elocuencia en la expresión de los sentimientos… El lenguaje simbólico esconde de los inicuos ciertas verdades doctrinales y, por lo tanto, evita que lo sagrado que expuesto a un posible escarnio… al mismo tiempo, los símbolos revelan la verdad a la persona que esta espiritualmente alerta… Los símbolos constituyen el idioma en el que se han revelado todos los convenios del Evangelio y las ordenanzas de salvación.(4)

A las personas que entraban en estos templos, se les mostraba y revelaba, por medio de la celebración de ordenanzas que eran según el orden de la ley mosaica, un simbolismo que representaba la Expiación del Salvador Jesucristo (Mosiah 13: 29- 32.)

Al respecto Lange Loma refiere este significado en Tiwanaku: “… En Tiahuanaco se guardan las instrucciones más puras y arcaicas destinadas a las autorrealización y redención humanas. Tiahuanaco por este motivo, es el arca planetaria de la sabiduría divina, allí reposo el vasto saber y la santidad… Las piedras de Tiahuanaco sobrevivieron hasta nuestra época portando ideas arquetípicas y las semillas de enseñanzas trascendentales destinadas al desarrollo armónico del ser humano y su progresivo ennoblecimiento… cada una de estas formidables representaciones, insisten en su mensaje supremo y nos invitan a reiterar su Doctrina Cósmica Universal.” (5)

Con ese fin fueron construidos estos templos y que, hoy en la actualidad los seguimos teniendo, sólo que se celebran otro tipo de ordenanzas, cuyo simbolismo en la vida de las personas que los recibían, pueden saber su significado porque hacen un convenio con Dios.

El Willka Kuti (en aymara- el retorno del sol)

Nos motiva la curiosidad la festividad que se celebra cada año el 21 de junio en el Kalasasaya, es un acontecimiento astronómico, se lo conoce como el solsticio de invierno que, según el calendario aymara es el “nuevo año aymara”. En lengua aymara se lo denomina como el “Willka Kuti”, que significa “el retorno del sol, o la llegada del Sol”. De dirección este, el Sol sale y sus rayos dan con el friso de la llamada puerta del sol que está ubicada al noroeste del Kalasasaya. En sí, no nos interesa la salida del sol por este lugar, porque la puerta del sol fue movida en 1930 por el arqueólogo Artur Posnansky. La referida puerta se encontraba en el lugar central al fondo del templo. Posnansky  la movió colocándola en su ubicación actual para hacer coincidir la entrada de los rayos del sol el 21 de junio, él hizo esto, porque se dio cuenta que la planta rectangular del Kalasasaya tenía características astronómicas, y que se verificaban en el mismo los dos solsticios (21 de junio, y el 21 de diciembre) y los dos equinoccios (21 de septiembre, y 21 de marzo) que se marcan al año.

Lo que nos interesa en sí, es la festividad del Willka Kuti, o el retorno del sol, y su significado. Las tradiciones orales de los aymaras (lamanitas), fueron transmitidas oralmente desde tiempos inmemoriales cuenta que, un día el sol se fue, y que la gente lloro pidiendo que retornase, hasta que el sol volvió, y cuando lo hizo se alegraron tanto que, desde ese entonces le llamaron el Dios Wiracocha, o Dios Sol. Es por este acontecimiento que, cada 21 de junio según el calendario aymara, celebran la festividad del retorno del sol, dándole por nombre Willka Kuti que es el comienzo de un nuevo año según el calendario aymara.

Es comprensible que esta práctica se haya distorsionado, porque es sabido que sobrevino una apostasía sobre la América precolombina, y muchas preciadas verdades del Evangelio que las enseñaron los nefitas, se fueron perdiendo, y cuando estos desaparecen de la historia de este continente en manos de los lamanitas (Ver. Cap. 6 de Mormón) estos fueron distorsionando todo, y oralmente transmitieron a sus descendientes que alteraron los hechos históricos que acontecieron. Es así que, a la llegada de los conquistadores españoles a Sudamérica, los cronistas escribieron aquellos relatos distorsionados de las gentes de estas tierras les relataban. Los hechos históricos verdaderos, se mezclaron con los mitos, haciendo creer en la actualidad que son simples mitos o leyendas, que estos hechos no ocurrieron en realidad, sino que fueron inventados por los pobladores precolombinos, pero consideramos una arbitrariedad con ese pensamiento retrograda. Al respecto, un estudio serio es el que ha hecho el antropólogo boliviano Fernando Montes Ruiz, quien reconstruye el mito de la cultura aymara  partiendo del  análisis desde la perspectiva de la psicología analítica según Jung al referirse sobre los símbolos  míticos cuando plantea que: “… los símbolos míticos son una expresión concreta de los arquetipos. Tales arquetipos constituyen estructuras psíquicas básicas e inminentes, forjadas por las experiencias primigenias de una colectividad; vale decir, rasgos anémicos impresos por esas vivencias en la memoria común…  los mitos explican cabalmente la cosmovisión y la realidad vivencial de un pueblo. Cristalizado en la trama simbólica de estos relatos está todo el acervo de experiencias históricas de una comunidad… De esta manera, el mito plasma simbólicamente la cosmovisión de una sociedad y provee respuestas globales a las preguntas básicas que ésta se plantea: su origen, devenir y destino históricos; su ubicación en el cosmos, frente a la naturaleza y a las demás sociedades; el sentido de la propia existencia y de la muerte.(6)

El aporte de Montes Ruiz, es fundamental para comprender los mitos y a ciencia cierta descubrir que fueron hechos que si existieron en un momento dado en la historia de un pueblo, en cuyas mentes quedo plasmada esa vivencia que ellos tuvieron y que lo fueron transmitiendo oralmente de generación en generación, es por eso que a la llegada de los españoles al imperio de los incas, sus cronistas refirieron a los mismos una serie de mitos o fabulas que las escribieron, pero que a pesar de ello, fueron acontecimientos que si sucedieron en la historia de estas tierras. Al decir sobre el asunto, Ibarra Grasso comenta que: “… la civilización incaica se nos presenta, en origen, como formando parte del conjunto cultural Colla derivado de la civilización de Tiahuanaco, y en alguna forma la civilización Incaica, consecuentemente, tendría que conservarnos tradiciones directas de la civilización tiahuanacota…. Un gran número de los cronistas hace proceder a Manco Capac de la región de Tiahuanaco o, como Garcilaso, de la zona equivalente para el caso, del lago Titicaca (Garcilaso mismo señala una procedencia directa de Tiahuanaco, en una de las tres versiones de origen que nos presenta). Manco Capac habría sido mandado o por el Sol o por el dios Huiracocha para gobernar al mundo, y este dios Huiracocha es inseparable, en todas las relaciones de las ruinas de Tiahuanaco, lugar donde generalmente se supone le sirvió de asiento para crear al mundo.(7)

Por lo tanto, aquella tradición aymara en Tiwanaku sobre el Willka Kuti, no es un mito o leyenda, sino es un hecho que ocurrió, y creo que para todo tiene una explicación. Esta se basa y tiene su sustento en lo que nos menciona el Libro de Mormón que allá por el año 34 d.C., cuando vino a la América precolombina el Salvador Jesucristo después de su resurrección en Jerusalén (Ver los Capítulos 8, 9, 10, 11 de 3 Nefi.) A su llegada sobrevino una gran destrucción física sobre este continente (3 Nefi Cap. 8 y 9.), y al revisar los versículos 20 al 23 del cap. 8 de 3 Nefi, encontramos que hubo un eclipse de sol, el sol no salió, hubo una densa oscuridad, vapores y tinieblas, donde no podía haber luz alguna. Todo este tiempo aconteció por el lapso de tres (3) días, y al cabo de ese tiempo, se disipo la oscuridad y retorno el sol (3Nefi 10: 9-10.) y finalmente llega el Salvador descendiendo del cielo de dirección del sol (este) (Ver Cap. 11 de 3 Nefi.) Este gran acontecimiento quedo gravado en la mente de todas aquellas personas que oyeron, vieron y vivieron esos acontecimientos para luego transmitirlos oralmente de generación en generación sobre la llegada del Dios Wiracocha o el dios Sol a este continente.

Es por eso que en Tiwanaku se celebra el retorno del sol. Cuando el sol está saliendo el 21 de junio, las personas concentradas en el centro del templo de Kalasasaya, a medida que va saliendo el sol de dirección este, levantan sus manos en señal de salutación, o de bienvenida al astro rey.


 


(Hermosas fotografías 13, 14, 15, 16 y 17. Hans Caspary. En las que se puede apreciar en toda su magnificencia la salida del sol de dirección este, el 21 de junio por la puerta del sol dando inicio al solsticio de invierno o nuevo año aymara (Willka Kuti) en el templo del Kalasasaya en Tiwanaku.)

 

(Fotografía 18. El 21 de junio- solsticio de invierno- nuevo año aymara. Los rayos del sol dan a la llamada puerta del sol que esta ubicada al noroeste del templo del Kalasasaya.)

(Fotografía 19. Hans Caspary. La salida del sol de dirección este, es un acontecimiento en las festividades aymaras.)

 El Altar de los sacrificios

Ni bien se entra al primer patio del Kalasasaya, en su parte central, hoy en día se puede apreciar que se ha restaurado un altar de sacrificios hecho de abobe. Antiguamente estaba en el lugar un altar donde se sacrificaban animales. Presumo que ha tenido que ser de Bronce similar al  del Tabernáculo y templo de Salomón.

(Cuadro Digital 23. El primer patio del tabernáculo de Moisés, se encontraba el altar de los sacrificios hecho de Bronce, en el cual se ofrecían en sacrificios ciertos animales)

(Cuadro digital 24. Reconstrucción ideal del altar de los sacrificios en el templo de Salomón)

(Fotografía 20. Hans Caspary. Reconstrucción del altar de los sacrificios en la parte central del primer patio del Kalasasaya.)


(Fotografía 21. Hans Caspary. Se puede apreciar en primer plano la reconstrucción hecha de adobe del altar de los sacrificios en el centro del primer patio del templo del Kalasasaya.)

Esta pequeña estructura de planta cuadrangular mide 2 m por 2 m, con tres niveles, terrazas, o gradas. Según la cosmovisión andina, representa la trilogía de la pacha, es decir: el Alax- Pacha,” lo de arriba, el cielo”. El Aka- pacha, “lo terrenal de este mundo”, y el Manq´a- pacha,” lo de debajo de los muertos”.

Para el antiguo pueblo de Israel, y vida cristiana de la actualidad, esos tres niveles representan a los grados de gloria; telestial, terrestre y celestial (Ver el Cap. 15 de 1Corintios.). 

En la parte superior de este altar, encontramos que tiene cuatro esquinas, y en ellas  una especie de pequeños túmulos que representan las cuatros reparticiones territoriales que se concebía como estaba repartido el mundo, y el territorio según la visión tiwanakota llamado el gran Tawantinsuyu, división territorial que posteriormente fue copiada por los incas, mismos que repartirían su imperio con la misma división, siguiendo el orden que provenía de Tiwanaku, algo así como si fueran los cuatro puntos cardinales de una brújula. Esta repartición territorial eran: el Collasuyu, Chinchasuyu, Cuntisuyu y Antisuyu.

Lo que nos interesa en esta parte, es hacer un análisis de lo que representaba, y que se hacía en el lugar, como parte de la vida espiritual de los habitantes primigenios de Tiwanaku (ciudad de Nefi).


En el Tabernáculo y Templo de  Salomón, en su atrio, o primer patio, estaba el Altar de los sacrificios de forma cuadrada y en cada una de sus esquinas había puntas a semejanza de  cuernos. Los cuernos eran un símbolo de poder (quizás porque muchos animales con cuernos tienen gran fuerza). Así, los cuernos sobre los altares eran un símbolo de que en aquellos había poder para salvar. En Lucas 1: 69. Cristo es llamado “cuernos de salvación”. El colocar la sangre de la ofrenda por el pecado sobre los cuernos, significaba que la sangre expiatoria tenía el poder de lograr que las oraciones de Israel fueran más eficaces (véase Levítico 4:5-7.)  La sangre de todos los sacrificios era el símbolo directo de la expiación o reconciliación.

(Cuadro Digital 25. El Altar de los sacrificios hecho de bronce en el Tabernáculo de Moisés.)


El número siete.

 Este era el símbolo de perfección (el número proviene de la raíz hebrea que significa “entero” o “completo” y también, probablemente, de la idea de que la creación fue terminada en siete días). Así tenemos que el número siete llego a ser un símbolo del pacto. Por causa del pecado, los habitantes de Israel estaban en peligro de perder su relación de convenio con Jehová. En verdad eran pecadores, y aquellos pecadores siempre estaban delante del Señor. Aunque los israelitas los olvidaran, Dios no los olvidaba. Sin embargo, resulta igualmente inolvidable el hecho de que Cristo expiaría los pecados resultantes no de la rebelión sino de las debilidades de la carne. La sangre de la ofrenda por los pecados (simbólico de la expiación del Señor), cuando era llevada detrás del velo por el sumo sacerdote, quedaba allí donde siempre podía estar presente de los ojos de Dios.

En Tiwanaku, según las festividades del calendario aymara (lamanitas), hay dos festividades que alcanzan mayor importancia o relevancia que las demás, estas son: el 21 de junio que es el solsticio de invierno- Willka Kuti, o más conocido como nuevo año aymara. Luego, el 21 de septiembre que es el equinoccio de primavera. En estas fechas, el sacerdote aymara (Yatiri) ofrece una ofrenda al amanecer en cada una de esas fechas, mismas que son dedicadas en honor al Dios Wiracocha o Dios Sol, y a la madre tierra o Pachamama. Dentro de la religiosidad aymara, estas fechas son muy importantes, pues depende de ella la abundancia en sus cosechas. Miles de personas en la actualidad en Bolivia siguen esta tradición que es llevada a cabo con toda solemnidad en el Kalasasaya en Tiwanaku. El sacerdote, el momento de ofrecer la ofrenda, la levanta con sus manos elevándolas por encima de su cabeza con los brazos extendidos hacia arriba, mostrando la ofrenda en dirección este por donde empieza a salir el sol. A continuación hace una plegaria (oración) pidiendo que el Dios Sol (Wiracocha) acepte la ofrenda ofrecida. Una vez hecho esto, pone la ofrenda al suelo del altar para ser quemada, y dejar que se consuma la misma.

En tiempos antiguos, los sacerdotes nefitas, tuvieron que ofrecer ofrendas de sacrificios de animales. La ofrenda practicada hoy en día en el Kalasasaya por los aymaras en estas fechas, para nosotros es, una práctica distorsionada de lo que fuera siglos atrás la ley mosaica.

No olvidemos que en la América precolombina también sobrevino una apostasía donde se perdieron las verdaderas ordenanzas, su significado y simbolismo. Estas fueron transmitidas de generación en generación a través del tiempo, y cada vez más se fueron distorsionando. Pero lo que a nosotros nos interesa es que, nos demuestra que estas prácticas según los ritos de la ley mosaica, también se celebraron en el templo del Kalasasaya, esto confirma que hubo una fuerte influencia de algún pueblo que tenía este conocimiento que hasta nuestros días sigue perdurando.

Como lo manifestamos anteriormente, los nefitas, y luego los lamanitas, en un determinado tiempo de su historia, vivieron la ley mosaica expresada en el sacrificio de animales.

Entre los años 588 y 570 a.C., Cuando se construye este templo, los nefitas hasta el año 279 a.C., celebraron estas ordenanzas según la ley mosaica (Ver 2Nefi 5: 10.) Posteriormente vendría la invasión (Omni 1:12.) de Tiwanaku (ciudad de Nefi) en la que los lamanitas (aymaras) asimilaron parte de estas prácticas que luego las incorporaron a sus costumbres. Luego entre los años 121 al 150 a. C., cuando el pueblo de Zeniff (Nefita) vuelve a poseer la Tierra y ciudad de Nefi, volvieron a vivir la ley mosaica (Ver los capítulos 7 al 15 de Mosíah) Por último el capítulo 25 de Alma en su versículo15 y 16 (90 a. C.) Los lamanitas que se convirtieron al Señor, practicaron el sacrificio de animales. Es por eso que esta tradición persistió a través del tiempo hasta llegar a nuestros días, siendo distorsionada la misma por causas de la apostasía que sobrevino. Tendríamos que hacernos una pregunta ¿Quiénes les enseñaron a los indígenas aymaras de Tiwanaku estas prácticas similares a la ley mosaica? La respuesta es muy obvia, ellos las recibieron de sus antepasados porque estos la practicaron (Ver el capítulo 23 de Alma, y Alma 30: 3.)

 

 

(Fotografías 22 y 23. Arriba y abajo. Sacerdote aymara realizando la ofrenda sobre el altar de los sacrificios en el solsticio de invierno del 21 de junio, año nuevo aymara. Templo de Kalasasaya.)

(Fotografía 24. Mujer sacerdotisa aymara entregando su ofrenda)

 

(Fotografía 25. Sacerdote  aymara levantando la ofrenda en dirección este hacia el sol el 21 de septiembre- Equinoccio de Primavera. Templo de Kalasasaya.)

(Fotografía 26. Se observa al sacerdote aymara (yatiri) levantar sus manos a medida que sale el sol en el solsticio de invierno en el templo del Kalsasaya)

(Fotografía 27. Hans Caspary. Se aprecia la quema de la ofrenda en el altar de los sacrificios)

Hasta hace algunas décadas atrás en el altar de los sacrificios, aún se ofrecían como ofrenda que estaban dedicadas a la deidad, ciertos animales como ser: la Llama, hoy en día ya no se practica este ritual en el Kalasasaya debido a que los protectores de animales ejercen una fuerte presión en los medios de comunicación en defensa de los derechos de estos animales para que los mismos no sean sacrificados, pero es interesante encontrar que el hombre aymara del campo sigue haciendo la práctica del sacrificio de la Llama.

El antropólogo José Huidobro Bellido, relata una experiencia de un estudio antropológico que realizo en una comunidad de la Isla del Sol en el lago Titicaca (Bolivia), esta práctica, el refiere que: “… Cuando terminan de bailar… sujetan a la llama en un rincón del patio… es en ese momento que el yatiri empieza a preparar la “dulce mesa” que será enterrada conjuntamente que las vísceras, la cabeza y las patas de la llama. Acto seguido… traen a la llama donde está el yatiri y se realiza el adornaje de la misma… Acto seguido el conjunto phuna empieza a danzar nuevamente conjuntamente que la llama, saliendo seguidamente del recinto… para dirigirse a la parcela ubicada dentro de la cumbre sagrada escogida para ese año por el yatiri… Llegados al lugar del sacrificio, el yatiri ordena que se abra un agujero de unos 70 cms de largo, 60 cms de ancho y 55 cms de profundidad… Como acto culminante, se trae a la llama hasta el agujero donde cuatro hombres fornidos la voltean, haciendo que el cuerpo quede afuera y el cuello y la cabeza sobre el agujero. Allí, el ayudante del yatiri procede a degollara a la llama, haciendo que el chorro de sangre caiga encima de las rosas blancas, panes, cigarrillos, etc. Muerto el animal se procede a “carnearlo” separando a un lado cabeza, patas, vísceras, corazón, hígado, riñones, etc.  El resto de la carne se lo preparará en asado para que sea consumida por el total de la población comunal al día siguiente. Terminado todo el rito, el agujero se tapa con la tierra y grandes piedras.” (8)

 

       

(Fotografías 28 y 29. Arriba,  Camélido andino conocido como Llama. Abajo Festividad en una comunidad aymara donde se hace el seleccionado de una Llama para su sacrificio)

 

(Fotografías 30 y 31. Arriba. Deguello de una Llama. Abajo Sacrificio de Llamas en una festividad aymara.)

 El aporte que hace Huidobro Bellido, es muy importante para nuestra investigación, pues nos confirma que el pueblo aymara, a la fecha sigue practicando la costumbre del sacrificio de animales. Luego la carne del animal sacrificado, es cocida y consumida por toda la comunidad. La ley mosaica que vivio el pueblo de Israel en tiempos antiguos, consistía en el sacrificio de animales: “… A fin de ayudar a Israel a olvidarse de la idolatría, el Señor indicó que las ofrendas debían ser sacrificadas en un lugar específico, “en la puerta del tabernáculo” Era aquí (técnicamente a pocos metros frente a la puerta del tabernáculo o templo) que se encontraba el altar sobre el cual el sacrificio, o parte del mismo, sería quemado”. (9)

Como lo manifestamos en un capitulo anterior: “…comparando el plano del Templo de Salomón con el Tabernáculo, se ve que en todo punto esencial de disposición había tanta semejanza entre los dos, que eran prácticamente idénticos”. (10) El Templo de Kalasasaya no fue la excepción.

Si bien las citas anteriormente mencionadas corresponden al Tabernáculo, no debemos olvidar que el Templo de Salomón era casi exacto al tabernáculo, sólo que el de Salomón era un poco más grande y espacioso, pero lo que nos debe quedar muy en claro es que, las ordenanzas que se celebraron en ellos según la ley mosaica, era la misma. Creemos que eso también sucedía en el interior del primer patio del Kalasasaya.

Esta práctica se confirma por la existencia de un altar de sacrificios que ha sido restaurado y puesto en el primer patio en la parte central. Y el otro sustento es que el pueblo aymara (Bolivia) hasta el día de sigue haciendo esta práctica. Cabe aclarar que este pueblo es el único en toda la América que sigue practicando este tipo de sacrificios, cuyo simbolismo era según la ley mosaica.

(Cuadro 27. Sacerdote levita llevando entre sus brazos al animal muerto para luego ponerlo en la hoguera hasta que la carne este cocida para luego comerla junto a su familia)

 En el tabernáculo de Moisés, y luego en el templo de Salomón, los sacerdotes levitas en determinadas fechas según el calendario judío como por ej. “El Yom Kippur (el día de la Expiación) que se celebraba el día décimo del séptimo mes; el Succoth (la fiesta de los tabernáculos) que se celebraba a finales del mes de septiembre o primera semana de octubre; el Pesach (la fiesta de la Pascua) comenzaba el quinto día del mes de marzo y continuaba durante siete días; el Shavuot, o Pentecostés, tenía lugar a finales de mayo y los primeros días de junio. Hacían este tipo de sacrificios porque así lo estipulada la ley mosaica que fue dada por el mandato del Señor a Moisés.

Es de entenderse que en Tiwanaku, en el primer patio del Kalasasaya en determinadas fechas (en los dos solsticios y equinoccios), el pueblo también celebró estas fiestas religiosas sagradas en las que se ofrecieron sacrificios, mismos que eran efectuados por los sacerdotes.

Haciendo referencia sobre lo que se hacía en el templo de Salomón, nos es dicho que: “… El atrio exterior (el mundo o cuarto telestial). Lo primero que se encontraba al entrar por el portal principal era el altar de los sacrificios. Aquí eran ofrecidos al Señor distintos animales y ofrendas. La obediencia estricta y el sacrificio eran requeridos como primer paso para el progreso simbólico hacia la perfección y para poder entrar en la presencia de Dios. El primer paso podría ser comparado con tener fe en Cristo (el Grna y Postrer Sacrificio) y el arrepentimiento. Jesucristo enseño a los nefitas que Él había cumplido la ley de Moisés, y ahora el sacrificio requerido de ellos era “un corazón quebrantado y un espíritu contrito” que los llevaría al bautismo con “fuego y con el Espíritu Santo” (3 Nefi 9:20) El fuego usado en los sacrificios del gran altar significaba aquella “purificación espiritual que vendría mediante el Espíritu Santo, al cual el Padre enviaría por causa del Hijo” (McConkie, The Promised Messiah, pág. 431.) (11)

(Cuadro 28. Representación de sacerdotes levitas ofreciendo sacrificios de animales a la altura de la entrada de la puerta principal de acceso al Santo Lugar en el templo de Salomón)

El altar de los holocaustos, o sacrificios del tabernáculo y Salomón, era hueco, tenía la forma cuadrangular cuyas dimensiones aproximadas eran 5 codos de lado y tres de alto (de 2. 30 m de cada lado X 1. 50 m de alto) estaba hecho de madera de acacia recubierta de planchas de bronce. Estas características similares en cuanto a sus dimensiones, las encontramos hoy en día, en el altar de los sacrificios que se encuentra en la parte central del primer patio del Kalasasaya.

Como lo dijimos en líneas más arribas, que yo sepa a la fecha, el que sigue con la práctica del sacrificio de animales es el aymara (lamanitas) de la región del Altiplano Boliviano. No hay otro pueblo que lo siga haciendo en toda la América morena.


 

2 comentarios:

  1. Es imposible negar una directa relacion con la religion mosaica y el templo de Salomon.

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  2. Gracias una vez más a Juan Carlos Plata Borroni por difundir por su blogs,la tercera parte del resumen del libro "El Templo de Kalasasaya en las ruinas de Tiwanaku, y su relación con el Templo del rey Salomón en Jerusalén". En esta parte, el lector podrá darse cuenta cada vez más la relación existente entre estos dos templos.
    Hay que ser ciego para no darse cuenta de tanta evidencia que presento para demostrar que el Kalasasaya es el Templo de Nefi.

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